Dulce Morada

 

 

La vida es una dulce morada

para cuando realmente comprendemos

que no somos carne …Somos alma.

 

Los sufrimientos, placeres, necesidades físicas…

distraen nuestra atención,

haciéndonos olvidar que no somos el cuerpo…

somos espíritu.

 

La vida es dulce morada

cuando aceptamos la realidad de lo tangible.

Cuando en lugar de enriquecernos en cosas materiales

que ornamenten nuestro espacio físico,

buscamos enriquecernos espiritualmente.

 

Un hombre rico de espíritu

no vive soñando en lo productivo

que debe ser el día de mañana para vivir mejor,

para obtener grandes ganancias y satisfacer sus necesidades físicas.

 

Un hombre rico de espíritu

sueña para vivir feliz,

para que esta vida le sea una dulce morada,

sueña para llevar a la realidad sus nobles deseos,

sueña con ayudar a su hermano,

con desprenderse de lo que no es suyo: TODO,

porque nada de lo que habita en la tierra nos pertenece...

 

por: May erling Ollarve 

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